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lunes, 30 de septiembre de 2013

LA CEIBA (FLORA)


Nombre Común: CEIBA

Nombre Botánico: Ceiba pentadra (L.)

Familia: Bombacaceae

Género: Ceiba

Especie: Pentadra


Ceiba es una voz indígena utilizada por los habitantes de la República Dominicana para designar a uno de los árboles más corpulentos de la flora de la Isla Española, la Ceiba pentandra (L.) Gaertn. Pertenece a la familia botánica Bombacaceae, la misma del árbol de lana, la carolina y el juan colorado.

Es oriunda de los trópicos americanos y está distribuida desde el sur de México, pasando por Centroamérica, las Antillas hasta el Perú y Brasil. Fue introducida a los trópicos de Asia, Indonesia y África en el viejo mundo, razón por la que algunos la consideran pantropical.

Antes de la llegada de los españoles a América este árbol era venerado por los Mayas. En la actualidad algunas etnias, con creencias similares, la protegen. Para los centroamericanos, la Ceiba tiene gran significación; es el árbol nacional de Guatemala y fue escogido mediante el decreto presidencial emitido el 14 de enero de 1992 para simbolizar la paz en el acuerdo que puso fin a la sangrienta guerra civil que duró varios años en ese hermano país. En el Ecuador también es muy venerado y existe la creencia de que en las noches, hermosas damas bailan a la sombra de las grandes Ceibas; influenciada por esta tradición

En Haití, por creencias mágico-religiosas, es de los pocos árboles respetados; en Puerto Rico, como resultado de las presiones de los naturalistas, hubo que desviar un tramo de la autopista norte de la isla, con la finalidad de salvar dos imponentes ejemplares de Ceiba. Ahora los dominicanos, después de la entrada en vigencia de la resolución 09/2001, tenemos el deber y la obligación de respetarla y conservarla en cualquier lugar que ésta se encuentre.

La Ceiba, al ser un árbol tan majestuoso, ha enriquecido la toponimia en Centroamérica y en las Islas Caribeñas; varios municipios, parajes y lugares llevan como nombre “Ceiba”.

Descripción botánica

Árbol de hasta 40 metros de altura; su tronco alcanza hasta 3.5 metros de diámetro; cuando joven la corteza es verde, recubierta por aguijones cónicos y puntiagudos, de 0.3 a 4.5 cm. de largo; esta característica lo asemeja a la jabilla criolla, Hura crepitaras; cuando el árbol envejece, el tronco se torna grisáceo, perdiendo los aguijones, persistiendo sólo en algunas raíces tabulares y en las ramas jóvenes.

Las raíces pueden alcanzar hasta 30 metros de longitud y a menudo en la base del tronco se engrosan transformándose en verdaderos contrafuertes, llamados técnicamente raíces tabulares; éstas llegan a medir hasta 1.5 metros de ancho y 40 cm. de espesor. Las grandes proporciones alcanzadas por las raíces tabulares son frecuentes en árboles gigantes como la Ceiba, particularmente cuando crecen en suelos poco profundos o en sustratos inestables donde necesitan fuertes órganos de sostén que les ayudan a resistir su propio peso y la embestida de los vientos, tan frecuentes en las zonas tropicales.

La copa de los árboles de Ceiba es ancha; sus ramas crecen casi horizontalmente y llegan a alcanzar hasta 24 metros de largo. Las primeras hojas cotiledonales son de forma acorazonadas; las adultas son palmeadas compuestas y aunque a veces tienen tres foholos, mayormente poseen de 5 a 11, de forma lanceolados u oblongos, de 10 a 20 cm de largo, ligeramente acuminados, son caedizos.

Las flores nacen en inflorescencias fasciculadas que brotan de las partes jóvenes de las ramas. El cáliz es acampanado, de color verde, y mide 1 cm de largo; la corola tiene cinco pétalos rosados claro, casi blancos, sedosos arriba, de 2 a 4 cros de largo. El fruto es elíptico-oblongo, fusiforme, de 8 a 12 cm. de largo y 5 cm. de diámetro, colgante; cuando madura es dehiscente.

Las semillas son redondeadas y están recubiertas por una lana esponjosa de color crema. En nuestra isla, los árboles comienzan la floración a finales de diciembre y principios de enero, época durante la cual la planta generalmente queda sin hojas, aunque hemos observado algunos ejemplares con hojas en una rama y flores y frutos en otras.

Los frutos comienzan a ser visibles en febrero; a mediado de marzo y principio de abril maduran. Los cinco carpelos que componen la cubierta del fruto caen, dejando expuestos los globos de lana compacta de color claro. El sol se encarga de secar la lana que recubre las semillas, haciéndola más ligera, facilitando su dispersión por los vientos primaverales.

Debido a su alta demanda de luz, este árbol es más común en los hábitat abiertos. Debe plantarse en plazas públicas, márgenes de carreteras, áreas en las cuencas hidrográficas; en las pendientes deforestadas, en las tierras agrícolas abandonadas.

Distribución y ecología

En la Isla Española, la Ceiba se encuentra distribuida desde el nivel del mar hasta aproximadamente 700 metros de elevación; se adapta al clima imperante en las quebradas de los bosques secos y semihúmedos y prospera bien en los bosques húmedos y muy húmedos.

Lo mismo crece sobre las rocas calizas, que en los suelos fértiles que se acumulan en las márgenes de los ríos y arroyos; este último ambiente es donde prolifera con mayor facilidad. En Sabana de la Mar y Miches es la zona del país donde todavía queda mayor número de Ceibas, aunque sus poblaciones están en peligro por las actividades de los ganaderos y agricultores que han ampliado sus predios hasta las orillas de arroyos y cañadas, alterando los hábitats de esta importante especie nativa de nuestra isla.

Este árbol es frecuente en el territorio nacional, aunque su número ha disminuido considerablemente, como consecuencia de la deforestación que se lleva a cabo en los hábitats naturales de esta especie. Las grandes crecidas de los ríos y arroyos provocadas por los huracanes de las últimas décadas, arrancaron numerosos de los árboles gigantes que nos quedaban como relicto. La Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales y el Jardín Botánico Nacional, hicieron un inventario para localizar, y georeferenciar los ejemplares más corpulentos, a los fines de elaborar un mapa de distribución.

Las Ceibas son hospederas de muchas plantas epífitas como: piña de palo, Tilland­sia juncea y Tillandsia fasciculata; fruta de culebra o arito de piedra, Rhipsalis baccifera; lengua de vaca, Anthurium scandens.

Numerosas orquídeas, helechos, peperomias, algunas plantas trepadoras y hasta árboles de copey, Clusia vosea, de 8 metros de altura; a menudo crecen sobre esta corpulenta especie.

La Ceiba tiene gran importancia en la conservación de las cuencas de nuestros ríos; sus raíces protegen el suelo de la erosión, su inmensa copa ofrece un amplio recubrimiento, el alto número y variedad de plantas epífitas que viven sobre ella, contribuyen a mantener la humedad en la copa de los árboles, favoreciendo la disponibilidad de agua para la fauna asociada al dosel superior de los bosques. La Ceiba tiene además, gran valor ecológico, debido a que sus flores son nectalíferas y algunas aves utilizan la lana de los frutos para hacer sus nidos.

Usos

Las hojas de la Ceiba son usadas maceradas en agua en lociones contra el dolor de cabeza; son consumidas ávidamente por el ganado vacuno, de manera que se debe evitar la presencia de animales de pasto en las plantaciones hasta que los árboles hayan crecido hasta la altura suficiente, para impedir la defoliación potencial. Las semillas contienen un aceite que se ha utilizado como combustible y para hacer jabón.

Aunque la madera de la Ceiba es blanda, desde los tiempos precolombinos el tronco fue usado por nuestros aborígenes para confeccionar canoas y cayucos para la navegación. Hoy día, muchos de los pescadores dan el mismo uso. En algunas zonas del país elaboran utensilios artesanales como: bateas, palas, tamboras y cucharetas.

En Indonesia, Tailandia, Pakistán, África y Brasil cultivan una variedad de Ceiba para cosechar su lana, la cual tiene el porte más bajo que la nuestra y produce mayor cantidad de frutos. En el mercado internacional esta lana es llamada kapok, utilizada para la confección de almohadas, colchones y aislante en los sistemas de refrigeración y calefacción. La venta de este material generaba muchas divisas en esos países, pero la demanda ha disminuido debido a que el kapok se ha ido sustituyendo paulatinamente por productos sintéticos derivados del petróleo.

Como una forma e proteger a esta especie, el Jardín Botánico Nacional desarrolla un programa de reproducción y dispone de plantitas para los interesados. Con los trabajos de renovación de la foresta urbana que implementa el Ayuntamiento del Distrito Nacional, con la asesoría del Jardín Botánico, se contempla la siembra en plazas y parques con espacios apropiados para el desarrollo de este bello árbol. En el Parque Mirador del Sur, el jardín Botánico y otros puntos de la ciudad, se han plantado decenas de Ceibas que en corto tiempo, le darán un toque singular a estos lugares de la ciudad de santo Domingo.

Fuente

Mejía, Milcíades y García, Ricardo; La Ceiba: Ceiba pentandra (L.) Gaertn, Un árbol venerado.