El Mamey Dominicano fruta extinguida
Esta planta no le hemos dado la importancia que merece en la alimentación general de la población, usándola en jugos o dulces.
Ahora bien, es entendible que si la misma se oferta de manera muy limitada y cuando se hace llega al consumidor a precios muy altos, debido a un principio elemental de la economía, como la ley de la oferta y la demanda, no podemos esperar que ésta se fomente y desarrolle.
Como liceísta que soy, no pienso que la limitante sea el color aguilucho.
Lo que debemos pensar y accionar por el bien del fomento de esta planta es que se defina una real política accionaria sobre la fruticultura dominicana, la cual debe planificarse a un mínimo de veinte años, ya que el mamey como muchas frutas requiere de varios años para su desarrollo.
Hoy es difícil obtener suficientes plantas de mamey para una plantación mediana, mucho menos para un programa significativo de siembras de éstas, con objetivos comerciales. Además la vemos, como una gran reforestadora a ser plantada en Los Haitises u otras zonas de montañas donde crece bien.
Se necesitan nuevos o mejores clones, investigación de producción y procesamiento, financiamiento y búsqueda de nuevos mercados, internos o externos, pero hoy tenemos en el país instituciones como el IDIAF, CEDAF, IIBI y las universidades, además de gobiernos amigos que pueden ayudar a crear una política más amplia y a largo plazo.
Debemos prestarle atención al mamey, entre otras frutas, y darle a ella cierta responsabilidad en mejorar el ambiente dominicano, además de que la planta es bella y por igual la fruta.
